Se trata, a grandes rasgos, de la incongruencia entre lo que se está narrando a través de la historia de un videojuego, y las acciones que llevamos a cabo en él como jugador, que pueden entrar en conflicto lógico.
Por ejemplo, cuando en una misión principal existe una urgencia por salvar a un personaje que está en peligro y sin embargo podemos pasar varias horas haciendo misiones secundarias o actividades paralelas sin que esto influya en esa supuesta urgencia de la trama principal.
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